sociedad

"Unidos para un mejor Cuidado"

Febrero, esa época del año nuevamente… ¡pero no me refiero al Día del Amor y la Amistad! Sí, es justo en febrero cuando desde 2008 se celebra en el último día del mes el Día Internacional de las Enfermedades Raras. Y para los que tienen buena memoria, o para aquellos que cumplen años cada 4 años solamente, 2008 fue bisiesto y es por la “rareza” del 29 de febrero que se escogió tal fecha como el día oficial de las enfermedades raras. Sin embargo, tal y como las enfermedades que representa, el día no debe pasar desapercibido, por lo que en años no bisiestos, como el 2014, el Día Internacional de las Enfermedades Raras se celebra el 28 de Febrero. Hace dos años (que también fue bisiesto) escribí sobre el tema pero a propósito de la fecha, siempre es bueno recordar a aquellas personas que padecen enfermedades raras en el mundo. Algunos de nosotros trabajamos con ellas o por ellas todos los días y no nos parecen tan raras, pero a nivel mundial, estos pacientes representan un número pequeño comparado con aquellos que padecen cáncer o diabetes y por eso generalmente pasan desapercibidos. Para recordar, una enfermedad rara es aquella que afecta a menos de 1 en 2,000 o 1 en 200,000 individuos (la definición depende del país) pero el punto es que son raras porque afectan a pocas personas en el mundo. Sin embargo, se estima que aproximadamente en Europa y Estados Unidos combinados 60 millones de personas padecen una enfermedad rara. Aunque en México no existen datos estadísticos al respecto, el estimado es de aproximadamente 10 millones de mexicanos.

La mayoría de las enfermedades raras tienen un importante componente genético, es decir ocurren por la alteración de uno o más genes y éstas pueden ser hereditarias, generalmente de forma recesiva, por lo que los padres usualmente no saben que son portadores de estas alteraciones sino hasta que tienen hijos; o esporádicas, lo cual significa que la alteración ocurrió de forma aleatoria y ninguno de los padres tiene la alteración. Es por esta razón, que la mayoría de las enfermedades raras se presentan en niños y también son severas afectando el desarrollo tanto físico como mental, en muchos casos, de los niños. De igual forma, conllevan una carga emocional y económica muy grande para las familias, dado que debido a la rareza de éstas poco se sabe de sus causas y muchas de ellas pueden ser degenerativas o crónicas, requiriendo todo tipo de cuidados de por vida. En muchos casos no existen pruebas de diagnósticos para determinar las causas, por lo que los pacientes y sus familias pueden vivir años o incluso toda su vida sin saber qué los afecta. En otros casos, los pacientes suelen pasar por las llamadas “odiseas diagnósticas” en donde éstos son víctimas de muchísimos exámenes clínicos para tratar de determinar la causa de la enfermedad pero sin mucho éxito. Por otro lado, también existe la carga económica y social, dado que los sistemas de salud nacionales generalmente no consideran a este tipo de pacientes dentro de sus prioridades, lo cual resulta en una variedad de problemas económicos y de atención para las familias.

El tema de este año del Día Internacional de las Enfermedades Raras es “Cuidado” con el slogan “Unidos para un mejor Cuidado” (Join Together for Better Care) y haciendo alusión al aislamiento que muchas veces familias, pacientes, organizaciones e incluso médicos e investigadores que lidian con estas enfermedades raras sienten en su lucha y cómo unidos por el interés hacia aquellos que sufren de estas enfermedades se podrá y puede eventualmente lograr un mejor cuidado para ellos y una concientización de la sociedad.

Y es que la unidad es un aspecto fundamental en el estudio de enfermedades raras ya que al haber tan pocos casos de cada una de estas enfermedades poco comunes en el mundo, sólo la colaboración internacional entre grupos que se dedican a la investigación de éstas permite agregar los diferentes pacientes y caracterizar adecuadamente los aspectos clínicos de la enfermedad, así como encontrar qué defecto genético la causa.

En los últimos años y más aún desde 2010, se han logrado avances inmensos en el área de la investigación de enfermedades raras. Las tecnologías de secuenciación de ADN y multitud de proyectos en diferentes países están permitiendo descubrir las causas de éstas como nunca antes. Más descubrimientos se han hecho en estos 4 años que en las décadas anteriores desde el descubrimiento de las leyes de la herencia o la estructura del ADN, aunque por supuesto esto no habría sido posible sin las bases fundamentales de la genética mendeliana y la biología molecular. Ahora es posible diagnosticar rápida y adecuadamente a muchos y cada vez más de estos pacientes. Además, estos descubrimientos nos permiten conocer más sobre los diferentes genes y sus funciones en la biología humana. Aunque para muchas de estas enfermedades no es posible crear fármacos o curas debido a que las funciones de los genes afectados son fundamentales para el correcto desarrollo y funcionamiento del cuerpo, el primer paso para poder idear tratamientos y terapias es entender la función de estos genes y eso es exactamente lo que estamos logrando cada día más y mejor.

Pueden checar los eventos que se llevaran a cabo con motivo del Día Internacional de las Enfermedades Raras en la página de la organización, así como el video de este año:

 

Acerca del Autor: Claudia Gonzaga Jauregui es egresada de la Licenciatura en Ciencias Genómicas de la UNAM y Doctora en Genética Molecular Humana por el Baylor College of Medicine en Houston, Texas, USA. Actualmente se encuentra haciendo una estancia Postdoctoral en la Universidad de Duke, en Estados Unidos donde está involucrada en el diagnóstico, estudio, descubrimiento y modelado de enfermedades genéticas raras.

Crónica de un mexicano en el festival mundial de la ciencia

Eran las 10 en punto de la mañana, las puertas del elevador se abrían y entré al recinto. El lugar era un collage impresionante: por aquí un taller de carpintería, más allá un mini-estudio de televisión, por allá una sala de conferencias. En el bullicio del lugar se podían escuchar todas las entonaciones imaginables del inglés. Diez minutos después se escuchó una voz por el micrófono: “Bienvenidos al primer hackatón del festival internacional de la ciencia”. Todos aplaudimos y nos emocionamos como si estuviéramos en un concierto de rock. Pero aquel día nadie iba a usar el escenario para cantar. En lugar de eso escuchamos atentos la presentación de una docena de proyectos: desde un collar para rastrear la actividad de tu perro, hasta un programa para ayudar a analizar los datos del Gran Colisionador de Hadrones. Me encontraba ni más ni menos que en el science hack day organizado por el “World Science Festival 2013 (Festival Mundial de la Ciencia 2013)” en la ciudad de Nueva York.  La idea del evento era bastante simple: personas de muy diversas áreas con interés en la ciencia nos reuniríamos un fin de semana con el objetivo de hacer hacks, es decir, proponer soluciones innovadoras (aunque no necesariamente elegantes o bien desarrolladas) a problemas concretos relacionados con diversos proyectos científicos, mejorar o extender sus aplicaciones, aportar ideas, construir dispositivos, probar programas o incluso comenzar proyectos nuevos. Todo en un tiempo récord y trabajando en equipos con personas que recién acababas de conocer y que podían ser desde estudiantes de preparatoria, hasta profesores retirados, pasando por ingenieros, artistas, científicos, diseñadores, escritores, periodistas, por mencionar algunos.

Una pantalla gigante con este logo era lo primero que recibía a los “hackers”

 

La diversidad de proyectos también fue impresionante: por un lado un físico cuántico de la Universidad de Zúrich que quiere crear un modelo estándar que sea fácil de entender para la gente común y los estudiantes de física que se empiezan a interesar en el campo; por el otro, un biólogo molecular de la Universidad de Nueva York que secuenció el ADN de las bacterias de un billete de un dólar; más allá un ecologista interesado en crear un dispositivo que rastree la basura.

Yo me interesé en el proyecto de un joven estudiante del Instituto Politécnico de Nueva York. Se trataba de una aplicación para iPad llamada “lewis dots”. Es un pequeño programa que muestra de forma interactiva el concepto de la formación de uniones entre los átomos y que a los niños les suele gustar bastante.

Acabó el hack day (que en realidad fueron dos: sábado y domingo) y terminé exhausto, pero me sentía muy satisfecho por la experiencia. Aunque no pudimos avanzar tanto como nos hubiera gustado con la aplicación (dos días es muy poco para todas las ideas que surgieron, incluso para una aplicación relativamente simple), salí con una gran sonrisa en el rostro, pues conocí un gran equipo de personas interesadas en hacer que la ciencia llegue a la gente y me enteré de algunas útiles herramientas para los que estamos interesados en la divulgación y la ciencia ciudadana.

Era temprano y todavía quedaba una hora para la conferencia-debate a la que asistiré, así que paseé un rato por la feria callejera que el festival instaló cerca del Washington Square. Me impresionaron las multitudes de niños que se acercaban a ver las demostraciones que los científicos de las principales universidades de la ciudad prepararon para ellos. El festival era enorme y muy interesante. El stand del Museo de Historia Natural me llamó particularmente la atención, pero no pude verlo porque se me estaba haciendo tarde y debía apresurarme para llegar a tiempo al debate.

Llegué a la hora exacta y a los pocos minutos las luces se apagaron y la conferencia comenzó. Destacados científicos y expertos del área de la epigenética (como el Dr. Jean-Pierre Issa, uno de los pioneros en el uso de una “terapia epigenética” para el tratamiento de algunos tipos de cáncer) discutieron sobre las implicaciones sociales de esta ciencia naciente que busca el vínculo entre los genes y el medio ambiente. Mi área de investigación es precisamente la epigenética, así que sobra decir que estaba bastante emocionado por ver a varios de mis ídolos discutiendo entre ellos en un ambiente completamente distinto a la formalidad de los congresos científicos. La discusión abarcó una gran cantidad de temas y el tiempo fue poco: se discutieron ideas básicas sobre lo que sabemos de epigenética y su implicación para la vieja pregunta de ¿qué es más importante los genes o el ambiente?. La plática continuó con el tema de la privacidad de los datos epigenéticos y su falta de regulación, así como las nuevas tecnologías para obtenerlos y analizarlos. El debate finalizó con las implicaciones de la epigenética en la salud pública. Una cosa me quedó clara: hay todavía mucho por discutir y aún más por explorar.

En la conferencia de epigenética y sociedad.

 

El día terminó y no podía estar más feliz. Al ver las sonrisas de los niños que les iban platicando a sus padres las cosas que vieron, me doy cuenta que no fui el único. No puedo evitar sino pensar en mi país y en lo increíble que sería tener un evento de este tamaño ahí. ¿Qué mejor forma de llevar la ciencia a la gente que mostrándola en la calle? ¿Qué mejor manera de inspirar a la próxima generación de investigadores y tecnólogos que mostrándoles las maravillas científicas cuando son niños? Ya para este punto mi deseo se transforma en convicción: algún día México tendrá un festival internacional de las ciencias, algún día tal vez no demasiado lejano...

 

Posdata: Si saben inglés y quieren ver algunas de las conferencias del festival, hagan clic en este link. No se las pierdan, están todas muy interesantes.

 

 

David Valle es co-fundador y ex-presidente de Más Ciencia por México. Estudia el Doctorado en Ciencias Biomédicas de la UNAM. Lo pueden encontrar en twitter (@dav7mx) y en www.david-valle.org

Ciencia en Contacto: Taller de Ciencia Para Jóvenes 2013, un espacio abierto a la juventud

Imagina una noche en un bosque, tú al lado de una cabaña, rodeado de gente agradable, fogata, salchichas, bombones y un grupo de científicos contándote historias con la Vía Láctea visible en el cielo oscuro del Observatorio Astronómico Nacional, en San Pedro Mártir, Baja California. ¿Te gusta la escena?

Ése es sólo un pequeño ejemplo de lo que puede vivir un joven en el Taller de Ciencia Para Jóvenes organizado por el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), del Instituto de Astronomía y el Centro de Nanociencias y Nanotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Durante una semana, los investigadores invitan a los jóvenes de bachillerato a la ciudad de Ensenada a interactuar con ellos, conocer sus actividades y experimentar con temas muy diversos.

No todos hemos tenido la oportunidad de conocer de cerca cómo es la vida y el trabajo de un científico desde la juventud, es por eso que éste junto con otros espacios, son de gran relevancia para tener una perspectiva más amplia de la labor científica en México. El taller es completamente gratuito, todos los gastos (hospedaje, transporte y seguro de gastos médicos) corren por parte de las instituciones participantes, por lo que lo único que se requiere es tener ganas de vivir una gran experiencia.

Si eres o conoces a un joven de bachillerato, no dejes que se desaproveche esta oportunidad y comparte la convocatoria:

http://www.cicese.mx/tallerjovenes/index.html

¡La fecha límite es el 3 de mayo!

Si aún te queda duda de qué actividades encontrarás, te invitamos a que veas el video al inicio de esta entrada. Es una probadita de lo que podrás vivir.

La ciencia en el nuevo paradigma económico: entre la oportunidad y el riesgo

Las últimas décadas del siglo XX y las primeras del XXI representan un periodo de profundas transformaciones a nivel global. La creciente interconexión de las economías y los procesos culturales, a través de las tecnologías de la comunicación y la información, está modificando activa y permanentemente la estructura de los procesos e intercambios sociales. De la existencia de sistemas socioeconómicos nacionales, culturalmente diferenciados y que responden a dinámicas propias, con un grado limitado de interacción internacional, hemos pasado al afianzamiento de un sistema global, que comienza a generar un sistema socioeconómico que opera en la misma escala, con una creciente homogeneización cultural. Este cambio trae consigo una reformulación de las relaciones entre la ciencia, la tecnología, la economía y la sociedad. A lo largo de este breve ensayo buscaré describir la forma en la cual éstas se reconfiguran a partir de la transición que aquí he mencionado.

En primer lugar, es de utilidad describir brevemente y de forma general cómo es que la transformación global que he mencionado está ocurriendo. En ello, desempeña un papel central el desarrollo tecnológico. Sin entrar en particularidades, baste decir que las tecnologías de la información y la comunicación son el eje en torno del cual las transformaciones se agrupan. Por ejemplo: la economía global hoy funciona en tiempo real, con mercados financieros, cadenas productivas y dinámicas de consumo que se retroalimentan y operan de forma coordinada. Casos similares pueden observarse en la política o la cultura, pero por ahora, enfocarnos en el sistema económico será útil para comprender la importancia del desarrollo de la ciencia y la tecnología actualmente.

La transformación del sistema productivo es un cambio decisivo en la estructura de cualquier sociedad. En este caso, detrás de la utilización de la economía, aparece otro elemento que para efectos de este ensayo (e igualmente para la estructura de la sociedad) es de vital importancia: la aparición del conocimiento como un medio de producción económica.

El conocimiento como un medio de producción económica

Con ello, quiero decir que la producción de conocimiento, de forma organizada (laboratorios, institutos, universidades y empresas) es una forma en la cual la economía genera beneficios y crecimiento. No sólo ello: el conocimiento es la forma hegemónica de producción económica. Esto no quiere decir que el sector industrial desaparezca, ni tampoco que reduzca su tamaño, sino que el conocimiento genera mayor valor agregado que los bienes industriales.

Las economías más dinámicas y competitivas del mundo fundamentan gran parte de su crecimiento en la producción de conocimiento. Esto coloca al sistema de la investigación científica en un rol privilegiado, que trae consigo la profundización de viejas dinámicas y la aparición de nuevas en cuanto a su funcionamiento estructural. A la vez, conlleva una serie de riesgos, que bien pueden ser espacios de oportunidad de dimensiones desconocidas, o procesos que amenazan la estabilidad del sistema global. En el centro de esta paradoja, el sistema de la investigación científica ve sus relaciones con la economía y la sociedad reformuladas, a la vez que la dinámica interna de su funcionamiento es transformada. Sobre la parte económica, he mencionado brevemente su importancia (como ha abordado mi colega Fabián Flores-Jasso). Antes de pasar a la relación con la estructura social en su totalidad, me gustaría abordar de forma igualmente sucinta un par de reflexiones en torno de la estructura del sistema científico en sí.

En primer lugar, ya hemos mencionado que el conocimiento es un medio de producción. Esto no parecería novedoso a primera vista. Es decir, sobra comentar que en todo desarrollo histórico en el campo de la producción, ha debido generarse un conocimiento en torno del mismo. Dicho conocimiento puede ser uno de carácter teórico, o bien práctico. Por decirlo en términos simples y breves: puede ser ciencia o tecnología lo que está detrás de los adelantos en la producción. La diferencia radical hoy consiste, como menciona el sociólogo español Manuel Castells(1), en que el conocimiento producido se utiliza en la generación de nuevo conocimiento. Esto, aunado a las capacidades tecnológicas de acumulación y procesamiento de datos, crea la posibilidad de que este desarrollo se de manera mucho más veloz, sumándose de manera casi inmediata el conocimiento recién adquirido con uno que se está desarrollando, catalizado por la promesa de beneficios económicos y mayores presupuestos para la investigación.

Clonación de embrión animal

En segundo lugar, la existencia de las ya mencionadas tecnologías de la información y la comunicación, permite, por un lado, una constante y profunda retroalimentación entre comunidades e individuos que forman parte del sistema de la investigación científica. Por otra parte, la convergencia de estas tecnologías con la genética o la biología revoluciona la forma de realizar investigación y los alcances de la misma. Resta ver hasta dónde esta convergencia científico-tecnológica podrá ocurrir y qué clase de desarrollos surgirán de ella. Además de ello, son espacios como este en el que hoy escribo, privilegiados para mostrar de forma tangible la afirmación antes expresada.

Cabe en este momento, a forma de conclusión de este pequeño ensayo, mencionar una de las formas en las cuales la ciencia se relaciona de forma más directa con la sociedad: el riesgo. Riesgo es, de acuerdo al sociólogo alemán Ulrich Beck (2), una situación de auto-amenaza civilizatoria, generada por el desarrollo pleno de los medios de producción propios de la modernidad. El ejemplo más concreto de ello es el cambio climático. Ahí, la producción industrial trajo consigo niveles elevados de contaminación, accidentes fatales como los ocurridos en Bhopal, India y Fukushima, Japón, o la destrucción absoluta de ecosistemas milenarios, como está sucediendo hoy en el Amazonas. Esto, además, trajo consigo un problema fundamental para la ciencia. Confrontada por la aplicación industrial de sus descubrimientos, se ha visto crecientemente interesada –y hasta cierto punto forzada- a abordarse como un problema de estudio. Es decir, la ciencia busca responder a la pregunta: ¿cómo podemos contrarrestar o detener los problemas generados por el desarrollo de nuestros postulados?; la respuesta no ha llegado. Un halo de incertidumbre se apodera de la ciencia cuando su labor es predecir, controlar y limitar riesgos intrínsecos al desarrollo económico que sobre de ella se monta.

Imagen haciendo alusión a la modificación genética de alimentos

Los nuevos desarrollos científicos, en los campos que actúan sobre la información del código de la vida, como la genética, no están exentos de esta polémica, que introduce al sistema de la investigación científica ya no únicamente al campo de la economía, sino de la discusión política, ética y social. Si bien en campos como, por ejemplo, la modificación genética de alimentos, no existen pruebas concluyentes sobre su carácter perjudicial para el consumo humano, ello no implica que la ciencia pueda dar una respuesta plenamente satisfactoria en el sentido contrario. Ello, además, no implica únicamente que la respuesta deba darse en un sistema científico cerrado, sino que debe contar con una validación política y social para ser tomada como cierta.

La ciencia se coloca así en un lugar de oportunidades sin par, al ser la punta de lanza del desarrollo de las sociedades humanas, que ingresan a una era global. Sin embargo, las cosas distan de ser simples. Los riesgos inherentes al desarrollo económico, que se encuentra ligado por completo al sistema de la investigación científica, constituyen un reto mayúsculo para éste. Como una idea que necesita mayor desarrollo, es necesario considerar la importancia de la transdisciplinariedad y del enriquecimiento que las ciencias sociales y exactas pueden obtener del intercambio frontal de ideas como vías para responder las preguntas más relevantes que vinculan a la sociedad con la ciencia hoy(3).

Acerca del autor:

Julio Alejandro De Coss Corzo, es licenciado en Relaciones Internacionales por la FCPyS, UNAM. Diploma en Filosofía y Comunicación por la FES-Acatlán, UNAM. Funcionario federal en la Secretaría de Energía.

1) Castells, Manuel; La era de la información: economía, sociedad y cultura. Ed. Siglo XXI, México, 1999, cap. 1. 2) Beck, Ulrich; La sociedad del riego global. Ed. Siglo XXI, México, 2006, p. 1-73. 3) Para mayores referencias sobre los temas abordados aquí, recomiendo los dos libros que cito, el de Castells y el de Beck. Con relación a la gran transformación acontecida de la mano de las tecnologías de la información y la comunicación, sugiero leer “Historia de la sociedad de la información”, de Armand Mattelart, publicado por la editorial Paidós en 2002.

Por qué hacemos divulgación de la ciencia

Hoy quiero hablar un poco acerca de la motivación que nos impulsa a crear y mantener este espacio. Quiero explicar por qué, como científicos en formación, escribimos sobre ciencia. Te invito a imaginarte brevemente del otro lado de la cerca, a visitar el mundo científico. De este lado, en donde pasamos mucho de nuestro tiempo los científicos, se nos enseña cómo generar conocimiento fidedigno y reproducible. La mayoría de nosotros, no solo como científicos, sino como seres humanos, tenemos un interés natural, casi innato, en entender y descubrir cómo funcionan las cosas, además de un instinto creativo que nos insta a romper fronteras intelectuales y/o físicas. Observamos nuestro entorno, pensamos en una explicación para un fenómeno natural o una solución a un problema, e ideamos una manera de probar nuestra idea. Procedemos a probar nuestra idea o a corroborar nuestra observación, y nos aseguramos de anotar los detalles para que otro pueda repetir nuestros experimentos y confirmar por sí mismo nuestro descubrimiento. Una vez que estamos satisfechos con la rigurosidad de estos experimentos decidimos publicar nuestros hallazgos. Escribimos un artículo científico describiendo detalladamente lo que encontramos, cómo lo encontramos y porqué es importante. Lo enviamos a otros científicos para que revisen nuestra estrategia, la critiquen y la mejoren. Una vez que nos dan su aprobación, el artículo es publicado en una revista científica. Sin embargo, este artículo generalmente esta plagado de lenguaje científico que lo hace difícil de comprender para la sociedad en general.

Afortunadamente, tenemos profesionales comprometidos, generalmente periodistas, que permiten sacar a luz estos descubrimientos. Sin embargo, pocas veces existe un diálogo directo con aquel que se dedica a crear conocimiento, con el testigo, con el científico. Personalmente, considero esto una enorme pérdida. ¿Por qué? Porque creo firmemente que la mayoría de la gente debe tener acceso a esta información, en primer lugar porque es fascinante, una pasión intelectual contagiosa; y en segundo lugar porque, en muchos casos, muchos más de lo que crees, afecta tu vida de manera directa. Los resultados del uso de la ciencia para nuestro beneficio son tangibles e inundan todos los aspectos de nuestra vida. Tal vez no lo notas, pero si estas leyendo estas líneas es porque tienes acceso a una computadora, que funciona no con magia, sino aprovechando leyes naturales que descubrimos a través de la ciencia. Lo mismo pasa con tu teléfono celular, tu tele, el internet, tu coche, tu estufa y también es lo que hace que tu casa no se te caiga encima. El descubrimiento del método científico es lo que nos ha permitido crecer y mejorar el nivel de vida de la sociedad en general, que bien si aún no es accesible aún a toda la población del planeta, sigue aumentando lentamente.

Muchos descubrimientos científicos pueden parecer ajenos o irrelevantes, sin embargo, hay áreas de la ciencia actual que pronto te afectarán directamente. Por ejemplo, ¿has visto la película Gattaca? En ella se describe una era en la que todo mundo tiene acceso a la información genética de los demás, tan solo con obtener un cabello o algunas células de la piel de esa persona (cada día pierdes entre 10 y 100 cabellos (1), y aproximadamente 1,490 células por cada milímetro cuadrado de piel (2)). En esta sociedad futurista, se selecciona la ocupación y futuro de sus ciudadanos en base a esta información genética. Es una película de ciencia ficción, sin embargo, como ya te hemos mostrado en otros posts, los avances en las tecnologías para secuenciar (leer) nuestra información genética están creciendo a pasos agigantados. El futuro nos está alcanzando. ¿Y a mí en qué me afecta que cualquiera pueda adquirir mi información genética?, te preguntarás. Pues supongamos que una compañía de seguros la consigue y se rehúsa a asegurarte porque tienes una alta posibilidad de padecer cierta enfermedad (cáncer, Alzheimer, diabetes), ya que es probable que estés enfermo por varios años, representando una pérdida para la compañía. O no te contrata por una razón similar. Por otro lado, puede ser que en un futuro tu médico utilice esta información genética para decidir que terapia personalizada utilizar para atacar el cáncer que te aqueja, incrementando así tus posibilidades de sobrevivir a esta terrible enfermedad. Esto aún no es una realidad, pero saber de estos avances nos permite comenzar a pensar estrategias para aplicar estos conocimientos y tener en mente sus consecuencias en ámbitos políticos, económicos, sociales, legales, etc.

Por eso, como científica en formación, siento la responsabilidad civil de informarte acerca de lo que esta pasando de este lado de la cerca. Para que pienses en ello y te asombres, sueñes y, de ser necesario, pienses en el impacto que tendrá en tu vida y en nuestra sociedad. Si eres político, en cómo legislarlo de forma responsable, ética y moral. Si eres médico, en cómo se podrá implementar en tu práctica para mejorar e incrementar el éxito de tus tratamientos. Si eres maestro, en cómo enseñarlo a tus alumnos. Si eres empresario, en cómo producirlo para hacer llegar sus beneficios a la población. Si eres padre o madre de familia, en cómo explicárselo a tus hijos. Puede representar enormes avances pero, como toda herramienta, también puede representar riesgos si es usada de forma irresponsable, riesgos que podemos evitar al conocer las implicaciones de estos descubrimientos. Debemos comprenderlos y aplicarlos de manera informada. Y es difícil hacer esto si esta información no es accesible y esta plagada de lenguaje científico ininteligible. Es tu derecho como ciudadano y nuestra obligación civil como científicos, contribuir y fomentar espacios como este. Y si no logramos nuestro objetivo con un post, estamos aquí para ayudarte a entender que es lo que nosotros y otros científicos, estamos haciendo.

Y por eso, mi estimado lector, es que existe la sección de divulgación de este blog.

Acerca del autor: Selene Fernández Valverde es egresada de la UNAM y actualmente realiza un doctorado en bioinformática en el Instituto para las Biociencias Moleculares de la Universidad de Queensland, Australia.

(1) Wasko et al. Standardizing the 60-Second Hair Count. Archives of Dermatology (2008) vol. 144 (6) pp. 759 (2) Weinstein et al. Cell Proliferation in Normal Epidermis. Journal of Investigative Dermatology (1984) vol. 82 (6) pp. 623