Asomémonos a las primeras fracciones de segundo del universo

26marzo El físico teórico Kip Thorne escribía en El futuro del espacio tiempo, obra de 2002: «En algún momento entre 2008 y 2030 se descubrirán ondas gravitacionales procedentes de la singularidad del Big-Bang [y] seguirá una era, que durará hasta 2050, en la que se harán grandes esfuerzos para medir el espectro de las ondas gravitacionales primordiales». Si los datos que hace poco presentaron en una conferencia de prensa John Kovac y sus colegas del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian superan el escrutinio, la era predicha por Kip Thorne comienza en este momento.

El descubrimiento de Kovac y sus colegas ha causado un verdadero revuelo entre la comunidad científica, al grado de que se habla de un Nobel para el equipo responsable. A pesar de que sus resultados no han sido revisados por sus pares (el proceso regular para todo trabajo científico), muchos físicos de numerosas universidades, en entrevistas, responden por la confiabilidad de sus colegas. “Para mí, esto luce realmente, realmente sólido”, dice el cosmólogo Marc Kamionkowski de la Universidad John Hopkins, en entrevista para la revista Nature. “Con una importancia comparable a la de la energía oscura o el descubrimiento de la Radiación de Microondas Cósmica de Fondo; algo que pasa una vez cada varias décadas”. El astrónomo John Carlstrom, de la Universidad de Chicago, declara para la misma revista: “Se tienen que resolver los detalles pero, por lo que sé, es muy probable que esto sea lo que todos estábamos esperando”.

¿De qué se trata exactamente su descubrimiento? Con un detector de microondas llamado BICEP2, situado en la Antártida, el equipo de Harvard ha conseguido por primera vez evidencia de las ondas gravitacionales causadas por los primeros momentos del Big-Bang. Según esta famosa teoría sobre el origen de nuestro universo, antes de que pasara el primer segundo de su existencia, el universo se expandió rápidamente, en un proceso conocido como inflación. De acuerdo con la teoría general de la relatividad de Einstein, esta inflación habría generado ondas gravitacionales que se habrían extendido a lo largo del cosmos. Esas ondas habrían afectado también a la llamada Radiación de Microondas Cósmica de Fondo, que es el residuo de radiación que ha viajado por más o menos 13 mil millones de años (la edad del universo), desde los límites del universo observable hasta nosotros. Cuando en las primeras fracciones de segundo del universo las ondas gravitacionales interactuaron con esa radiación de fondo, las microondas sufrieron un tipo particular de polarización, llamado de modo B. (La polarización de la luz visible, otra onda electromagnética, es un fenómeno de todos los días: lentes de sol, pantallas LCD o el cine en 3D son tecnologías que lo usan). Kovac y su equipo afirman haber encontrado polarización de modo B en la Radiación Cósmica de Fondo, luego de 3 años de recabar y analizar datos del experimento BICEP2.

De confirmarse, sus resultados tendrían muchas implicaciones para la física y probablemente para la concepción que tenemos del universo. Por un lado, son una evidencia de la existencia de ondas gravitacionales, un fenómeno que promete ser de inmensa utilidad para el estudio del universo en el futuro. Por poner un ejemplo, estudiando los neutrinos (un tipo de partículas subatómicas) provenientes del espacio es posible asomarse hasta a un segundo despúes del Big-Bang, no antes. Usando ondas de gravedad, podremos asomarnos a lo que pasó a una billonésima de segundo después del gran estallido (para más precisión, es una fracción de segundo de un punto decimal seguido de 38 ceros y un uno). Por el otro lado, se trata de una confirmación empírica de la hipótesis hasta ahora la más aceptada acerca del origen del cosmos, la famosa teoría del big-bang. Por último, según varios físicos, incluso podría comenzar el acercamiento entre la física cuántica y la gravedad, uno de los matrimonios que aún no se han logrado en la física moderna.

Para darle completa solidez al descubrimiento, se tendrá que comparar con los datos de otros proyectos que también están asomandose a la Radiación Cósmica de Fondo, como el del telescopio espacial Planck, de la Agencia Espacial Europea, o el del Telescopio del Polo Sur (SPT, por sus siglas en inglés), administrado por muchas universidades, y que está situado también en la Antártida, justo al lado del BICEP2. Es de esperar que, una vez pasado el revuelo inicial, con el tiempo las implicaciones de este descubrimiento se vuelvan más claras. Aunque ese Nobel no llegase, el trabajo de Kovac y sus colegas ha inaugurado un renovado interés en el origen del universo que indudablemente rendirá frutos. Así que podemos estar seguros de lo que los científicos de Harvard escriben en el enunciado final del manuscrito de su artículo científico, publicado hace poco en el portal ArXiv: “...una nueva era de cosmología de modo B ha iniciado”.

¿Estamos listos para ella?

Bibliografía:

*Reacción de Andrei Linde, uno de los físicos que predijo este descubrimiento, cuando le informan sobre el descubrimiento: sploid.gizmodo.com/witness-the-joy-of-the-man-who-predicted-todays-big-ba-1545834924 

Nota (en inglés) sobre el descubrimiento en The Guardian| Nota sobre el descubrimiento en Universe Today | Nota de Reuters en español sobre el tema | Uno de los artículos del equipo de Kovac, todavía en borrador| Nota en el blog de Historias Cienciacionales