¿Alguna vez has visto volar a las ballenas?

ballena Las alas y aletas se agitan en proporciones geométricas similares, como si la naturaleza hubiera generado un patrón universal entre las especies que se valen de membranas delgadas, alas emplumadas o colas pesadas y gruesas para desplazarse. Pero hay algo que hace diferente a las alas de un avión respecto a las de un ave o a las aletas de una manta raya: su flexibilidad.

Las criaturas que se deslizan en aire y agua presentan alas y aletas que se doblan sin exceder ángulos, lo cual incrementa su propulsión. Si observamos el movimiento de varias especies – desde moscas de la fruta, murciélagos, moluscos, e incluso ballenas – y estudiamos con detenimiento todo el proceso de aleteo, notaremos una variación muy pequeña en el patrón de movimiento. Una de las mayores diferencias, sin embargo, será el ángulo de doblado de aletas y alas, que va de 15º a 38º.

Sin importar sus antecedentes evolutivos, es decir, si sus ancestros más cercanos se arrastraban, caminaban o saltaban, todos los animales que se valen de alas y aletas llegaron a la misma solución para el problema de desplazarse en fluidos. Incluso ahora que su fisiología y anatomía son tan distintas entre especies – visualicemos una mosca de la fruta y una manta raya –, pareciera que siguen una ley universal de la física.

Estudiar el movimiento de los animales puede traer aplicaciones para, por ejemplo, la aeronáutica, cubriendo así la necesidad humana de replicar los ingeniosos modelos de la naturaleza.

Bibliografía:

Artículo en Nature | Nota fuente en Natue | Nota original en el Blog de Historias Cienciacionales