fósiles

El extraño caso del espermatozoide gigante que se fosilizó con caca de murciélago.

  esperHace mucho tiempo, unos 16 o 23 millones de años, una pareja de animalitos parecidos a pequeños camarones se disponía a acurrucarse y susurrar palabras dulces después de haber consumado el acto sexual cuando la muerte los sorprendió al ser aplastados por excremento de murciélago. Gracias a esta serie de acontecimientos, este año un grupo internacional de investigadores descubrió el fósil del esperma más antiguo y grande jamás visto.

Los ostrácodos son pequeños artrópodos parientes de los camarones que se distinguen por ser uno de los animales con espermatozoides más largos: pueden medir poco más de un milímetro, lo cual es incluso más largo que el animal mismo. Los espermas de humanos, por ejemplo, miden tan sólo 0.05 milímetros. Porqué los espermatozoides de ostrácodos son de este tamaño es todavía un misterio, pero ahora sabemos que dicho rasgo se ha conservado durante decenas de millones de años. Unos fósiles encontrados en Queensland, Australia, que fueron examinados con tomografías y rayos X muestran con increíble detalle no sólo los órganos sexuales de los diminutos artróprodos, sino también sus células sexuales –como espermatozoides–, e incluso organelos celulares, como sus núcleos. Aunque el tamaño de los espermatozoides fosilizados es asombroso, pues miden 1.2 milímetros de largo mientras que los machos a los que pertenecen miden un sólo milímetro, lo más extraordinario de este descubrimiento es el hecho de que se hayan preservado en el registro fósil. Comúnmente, son las partes duras las que se fosilizan, y es raro que los tejidos blandos lo hagan. Más raro aún es el nivel de detalle que se observa en las células y organelos fosilizados. Los investigadores creen que esta extraordinaria preservación se debe al contenido químico del excremento de murciélago. Los análisis que se hicieron para determinar la naturaleza de las rocas donde se fosilizaron los ostrácodos indican un alto porcentaje de fósforo que, depositado de manera recurrente, permitió una fosilización tan detallada. Esto también produjo la muerte de la microfauna ya que los murciélagos convirtieron lo que fuera un rico ecosistema con ostrácodos como especie predominante en un depósito de guano. ¿Y cómo luce esperma gigante fosilizado? “Está enredado en espirales como vermicelli dentro de los órganos masculinos”, dijo Michael Archer, coautor del artículo, al New York Times. Buon appetito.

______________________ Con este texto, Alejandra Ortiz se integra como parte del equipo de Historias Cienciacionales. Alita ya había colaborado anteriormente con nosotros, y ahora podemos presumir de tenerla a bordo. Dos veces ganadora del Premio Nacional de Divulgación en México, ahora puede añadir orgullosa a HC en su currículo. Si desean leer qué más ha escrito, pueden leer las siguientes historias cienciacionales sobre los daños colaterales de la evolución: las muelas del juicio,  y el apéndice

Bibliografía:

Nota  fuente  en New York Times | Artículo original en Royal Society Publishing | Nota original en el Blog de Historias Cienciacionales

¡Recórranlo 100 millones de años!: las angiospermas surgieron antes de lo que creíamos.

En la imagen se observa un grano de polen fosilizado en el Triásico (Universidad de Zurich). ¡Les presentamos el polen fosilizado más viejo encontrado hasta la fecha! El descubrimiento realizado en Suiza y que “ha esperado” 240 millones de años para ver la luz, nos ha cambiado nuestra línea del tiempo y ha puesto la evolución de las plantas con flores 100 millones de años antes de lo que creíamos. Lo suficiente como para mandar a editar unos cuantos libros de texto.

Las angiospermas, o plantas con flores, evolucionaron de ancestros ya extintos de plantas relacionadas con las coníferas, ginkgos, cicadas y helechos, que en general las podemos englobar como gimnoespermas (plantas con semilla desnuda).

Los fósiles más antiguos que podemos encontrar de las plantas con flores normalmente son los granos de polen, los cuales se producen en los sacos polínicos de los estambres de las flores. Debido a su composición, su tamaño y la cantidad en la que se producen, es más fácil encontrarlos en el registro fósil que encontrar fósiles de plantas o flores.

Actualmente se tenía una secuencia ininterrumpida de polen proveniente de flores desde el Cretácico tardío (140 millones de atrás) por lo que generalmente se asumía que las primeras plantas con flores habían evolucionado alrededor de ese tiempo. Sin embargo, el nuevo descubrimiento implica que las flores podrían haberse originado en el Triásico tardío (entre 252 a 247 millones de años atrás) o posiblemente antes.

Este descubrimiento viene a ayudar a los muchos estudios que han intentado estimar la edad de las angiospermas usando herramientas moleculares que, hasta ahora no han tenido consenso ya que, dependiendo de los datos y los métodos, los estimados las colocaban entre el Triásico y el Cretácico. (Seguramente ya habrá algunos investigadores haciendo llamadas a sus colegas para decirles el clásico: “¡Te lo dije!”) Hay que tomar en cuenta que cuando alguien estudia a los organismos del pasado con base en los datos moleculares, nunca se puede tener la última palabra si no existe la evidencia fósil. “Es por eso que el presente descubrimiento del polen similar al de las flores del Triásico es significativo”, comentó Peter Hochuli, investigador de la Universidad de Zurich y autor del descubrimiento.

El descubrimiento se realizó estudiando dos núcleos de perforación que se tomaron en Weiach y Leuggern, lugares que se encuentran en el norte de Suiza. En ellos se encontraron los granos de polen fosilizados y las imágenes se tomaron mediante microscopía confocal de barrido láser.

La apariencia de estas plantas, por ahora, será un misterio. Sin embargo, podemos imaginar que la zona en la que fueron encontrados se hallaba en los subtrópicos y en una zona seca. De igual forma, gracias a la estructura del polen, se puede sugerir que estas plantas eran polinizadas por escarabajos ya que, para que la Tierra viera abejas, aún faltaban 100 millones de años.

 

Fuentes:

Nota de la Universidad de Zurich | Artículo en Frontiers in Plant Science: Plant Evolution and Development | Nota en el blog de Historias Cienciacionales 

 

¿XX? ¿XY? ¿De quién son esas manos? [Parte 2 de 2]

El Dr. Snow examinó 6 estarcidos de manos distribuidos en 4 diferentes cuevas de Francia: Pech Merle, Font-de-Gaume, Abri du Poisson y Les Combarelles. La pregunta particular a contestar era la siguiente: Las manos que se utilizaron para crear los estarcidos ¿pertenecen a hombres o a mujeres? En general, las proporciones entre la mano de un hombre y una mujer son diferentes; las manos de un hombre tienden a ser más grandes. Pero también es sabido y fácil de suponer que las proporciones de la mano varían de una población a otra y que no necesariamente son las mismas en poblaciones actuales y poblaciones de hace 40,000 años, fecha aproximada a la que se han atribuido las pinturas. Para resolver estos y otros inconvenientes el Dr. Snow tomó medidas de las manos de 54 hombres y 57 mujeres de ascendencia europea para de esta manera, ya que las manos pintadas son de ancestría europea, tener una idea clara de qué proporciones esperar si la mano en cuestión se trata de una mujer o si en cambio pertenece a un hombre. Así mismo, Dean Snow ha recurrido a evidencia genética reciente para argumentar que la gran mayoría de los europeos modernos pertenece a un grupo de alrededor de 10 grandes linajes con origen exactamente en el paleolítico europeo y los cuales concuerdan precisamente con las fechas y antigüedad atribuida a las pinturas de las cuevas analizadas. Esto, señala Snow, sugiere fuertemente que en general las morfologías entre los humanos que pintaron las cuevas y sus descendientes modernos son prácticamente las mismas.

El paso crucial fue determinar que no sólo existe dimorfismo sexual entre las manos de hombres y mujeres de poblaciones europeas modernas (y por extensión de sus ancestros paleolíticos) sino que también existe la relación siguiente: en el caso de los hombres, el dedo anular es más largo que el dedo índice, lo que en la fig.4 aparece señalado como un índice 2D:4D bajo. Por el otro lado, en el caso de las mujeres, éstas normalmente presentan dedos índices de la misma longitud que el dedo anular, esto es, presentan un índice 2D:4D igual o incluso alto. La mayoría de los lectores de este artículo probablemente posean un componente amerindio + europeo y no sólo europeo en sus genes, sin embargo, los invito y las invito a revisar rápidamente su mano y ver si la época de la Colonia viene o no a su mente. En síntesis y basado en lo anterior, el Dr. Snow concluye lo siguiente: De los seis estarcidos examinados, 4 pertenecen a manos de mujeres adultas, 1 a un hombre adulto y el último a un adulto joven. Vaya revolución.

Las conclusiones del estudio han sido recibidas con escepticismo por parte de la comunidad de especialistas. La mayoría coincide en que ésta y otras hipótesis relativas a los roles de sexo y género en la prehistoria son prácticamente intratables debido a la ausencia de un cuerpo amplio de evidencia desde varias disciplinas y no sólo un estudio aislado como el aquí presentado. Por otro lado, es cierto, la inmensa mayoría del arte sobre el cual se tiene registro de los autores ha sido elaborado por el hombre, esto como consecuencia de particulares contextos históricos que en la gran mayoría de los casos no son favorables para con la mujer. Sin embargo, ¿necesariamente esta situación es extrapolable a la prehistoria? Quizás nuevos estudios, futuros descubrimientos y nuevos adelantos tecnológicos arrojen más información en los próximos años.

Quizás también, similar a Galeano, yo también deseo manos y bisontes estampados en piedra por cromosomas X y cromosomas Y. Los deseos no bastan.

Quizás, como con la interpretación de la frase de Picasso, la verdad sobre estas pinturas y su contexto nunca la sabremos exactamente.

De algo si podemos estar seguros; a futuro el mundo no está hecho, está por hacerse.

Acerca del autor.

José Rodrigo Flores Espinosa estudió la Licenciatura en Ciencias Genómicas y ha colaborado como estudiante invitado en el Wellcome Trust Sanger Institute de Inglaterra.

¿XX? ¿XY? ¿De quién son esas manos? [Parte 1 de 2]

Manos de cavernarojas como la granada que se desangra oscuras como el carbón, que también da luz

Los roles sexuales y de género durante la prehistoria constituyen uno de los temas más fascinantes y difíciles de resolver sobre la historia humana.

Cuentan que Pablo Picasso, después de una visita a las pinturas rupestres en las cuevas de Altamira, comentó a sus acompañantes: "después de Altamira todo es decadencia". Podríamos tratar de llegar a una única interpretación sobre lo dicho por el artista, sin embargo, si se trató de una forma de homenaje a lo que en abstracto es considerado por muchos como el nacimiento del arte plástico, o si más bien fue una metáfora poco optimista de la historia humana, eso no lo sabemos con exactitud. Ni lo sabremos seguramente.

Otro pequeño detalle -o grande, según se vea- acerca de semejantes lienzos paleolíticos, refiere a la combinación de cromosomas sexuales que dio origen a tan cavernarios y avanzados trazos. Nos preguntamos con cierta frecuencia, tanto legos como estudiosos del tema: ¿XX o XY? En otras palabras, ¿eran hombres o mujeres quienes pintaban? ¿O tanto ellos como ellas? ¿Ya había rol de sexo o género en esta actividad? ¿Cuándo nace el simbolismo propiamente? El despliegue de preguntas suele aventajar a las posibilidades prácticas de resolverlas. Sabedores de que en muchas ocasiones la historia pasa por personajes concretos, y fruto de nuestra inercia biológica hacia la competencia y por ende a la veneración olímpica de los primeros lugares, encontramos difícil no preguntarnos también ¿y quién pintó primero? Dejemos las inercias para otra ocasión y quedémonos con la pregunta de quiénes pintaban.

No han sido pocos los antropólogos, historiadores, artistas y aficionados que han imaginado una respuesta a tan viejo y fascinante acontecimiento. Eduardo Galeano, por ejemplo, en el relato Fundación de la belleza, publicado en 2008 como parte de su libro "EspejosUna historia casi universal", fantasea su propia respuesta:

Están allí, pintadas en las paredes y en los techos de las cavernas. Estas figuras, bisontes, alces, osos, caballos, águilas, mujeres, hombres, no tienen edad. Han nacido hace miles y miles de años, pero nacen de nuevo cada vez que alguien las mira. ¿Cómo pudieron ellos, nuestros remotos abuelos, pintar de tan delicada manera? ¿Cómo pudieron ellos, esos brutos que a mano limpia peleaban contra las bestias, crear figuras tan llenas de gracia? ¿Cómo pudieron ellos dibujar esas líneas volanderas que escapan de la roca y se van al aire? ¿Cómo pudieron ellos…? ¿O eran ellas?

Existen ocasiones en que la poesía, los cuentos y las novelas parecen no sólo imaginar realidades de nuestro mundo, a veces también parece que las descubren, cual química o física de laboratorio. Si bien el universo de posibilidades para la respuesta a nuestra pregunta es sólo de 3 en este caso (sólo ellos pintan, sólo ellas pintan, tanto ellas como ellos pintan) y las probabilidades de sospechar y atinar a una respuesta correcta por puro azar son relativamente altas (1/3), Galeano pareciera imaginar e intuir en la dirección científicamente acertada. Parece también desearlo Galeano. Pareciera que imagina e intenta rescatar del Alzheimer de la prehistoria alguna reivindicación arcaica y olvidada para la mujer, tanto milenio después aún necesitada. A futuro, hombre y mujer son capaces de convertir muchos de sus deseos en realidades; un edificio, una guerra, una idea. Sin embargo, cuando voltean al pasado o a los objetos escrutables (pongamos que la palabra existe) por aproximaciones científicas, sus deseos no afectan la realidad. Al menos es mucho más difícil y cuando sucede, el tiempo y nuevas personas han demostrado ser los mejores aliados de esa verdad que tanto hace recordar (y a veces desear) las formas curvas y asintóticas; por siempre llegando, por siempre aproximándose.

La cuestión de si fueron ellas o si fueron ellos es tan vieja como el descubrimiento mismo de las primeras representaciones pictóricas encontradas en cuevas de Francia y España a finales del siglo XIX. Cuando a principios de los años noventa se descubrieron las pinturas de las cuevas de Chauvet y Cosquer en Francia, el famoso historiador de arte Ernst Gombrich recordó y escribió sobre el hallazgo "Magnum miraculum est homo (gran milagro es el hombre)". Históricamente y bajo esquemas interpretativos, la elaboración de arte prehistórico ha sido atribuida en amplia mayoría al hombre y no a la mujer. -¿Quién, sino un hombre enamorado y agradecido pudo haber elaborado tremendas Venus de Willendorf?- Podría afirmar con cierto humor un antropólogo a su colega mujer. -Es evidente que se trata de autorretratos-, podría responder ella en el mismo tono. La situación de asignar la elaboración de pinturas rupestres al hombre ha constituido la generalidad, como es el caso de aquellas encontradas en cuevas como Pech Merle al sur de Francia, afirma el Dr. Dean R. Snow del departamento de antropología de la Universidad de Pennsylvania. En 2006 el Dr. Snow, resultado de una colaboración con la National Geographic, publicó resultados de lo que él considera es clara evidencia física de participación femenina en pinturas rupestres.

No te pierdas la continuación de este artículo el próximo jueves.

Acerca del autor.

José Rodrigo Flores Espinosa estudió la Licenciatura en Ciencias Genómicas y ha colaborado como estudiante invitado en el Wellcome Trust Sanger Institute de Inglaterra.

De juguetes mexicanos ganadores de competencias alemanas y de diseñadores apasionados por la evolución de la vida [Parte 2 de 2]

En la primera parte de la entrevista a Gilberto, nos contaba cómo se acercó al mundo del diseño, así como el proceso detrás de Ollin. Y con este tema, nuestra charla continuó: -          ¿Qué tanta investigación tuviste que hacer, por ejemplo, para entender el mundo del juguete? Y, paralelamente, ¿tuviste que consultar más para abordar el tema de evolución?

“Los primeros bichos que construí ni siquiera tenían cabeza. Para ellos no me inspiré en algo en particular, simplemente experimenté que era lo más simple que podía construir con las piezas. Es una alternativa muy libre y puede ser interesante. Pero el resto de lo que hice venía de mis animales favoritos. Fue una excusa para contagiar mi pasión.

En el área de historia natural tenía un bagaje, pero sí investigué para escribir el documento. No quiero estar adivinando, había que dar datos duros. Y más que nada, sí me sirvió mucho el concepto de evolución como una herramienta para hacer una analogía con el mundo del juguete. El mundo de los juguetes también es como un ecosistema. Hay selección natural, hay depredación, canibalismo, hay un montón de cosas. Es un mundo agresivo y muy dinámico. Y básicamente, como en la selección natural, un mal juguete no va a sobrevivir, porque finalmente el niño no juega.

Desgraciadamente, a nivel corporativo, no se toma tanto en cuenta el asunto de la actividad del juego, más bien se desarrollan productos a partir de la mercadotecnia y de las posibilidades para asociar un juego con más consumo. En el proceso también me enteré de cosas no tan gratas, casi casi los ‘wikileaks’ de estas empresas para ver el lado oscuro del juguete.”

-          ¿Y ya ha habido la oportunidad de que algún niño juegue con el material que tienes?

“Han jugado con piezas sueltas, unas que hice con caucho de silicón para representar las formas diseñadas virtualmente. No son el producto final pero sí la idea. Y algo interesante que no había contemplado en la investigación es que, más allá de ser un juguete en sí mismo, puede darle vida nueva a otros juguetes. Los niños empezaron a tomar las piezas y a utilizarlas como armaduras para otros muñecos. Y me gustó la idea de que Ollin pueda jalar parte de su inercia creativa hacia otros juguetes que quizás se estaban acercando al fin de su vida útil. Finalmente es la idea de este proyecto. Es una inversión: se obtiene más por las horas de juego e incluso los papás obtienen más por el dinero que invierten en un juguete. Además, la huella ecológica del producto es más pequeña y el juguete puede ayudar a evitar compras compulsivas.”

Me confiesa que cree que, de cualquier manera, esto no es suficiente. Planea, en un futuro, involucrarse más en el asunto del material. Quiere buscar alternativas biodegradables para su construcción.

“Me encantaría también que fuera un juguete para generar conciencia sobre la administración de recursos naturales y que transmita la idea de que todo es finito. Incluso me atrae la idea de desarrollarlo en algún momento como un juego de estrategia, un juego de mesa: ir conquistando ecosistemas con tus habilidades y administrar tus recursos. Pero también podrán ocurrir cosas de repente, una crisis ecológica por ejemplo. Claro, en este caso tendría que informarme aún más acerca de cuestiones paleontológicas y evolutivas, para poder contar con datos y hacer analogías.

Otra de las bondades del proyecto es que puede tolerar exteriores. No es sólo imaginar el entorno, podemos ir y jugar con Ollin en el lodo o en la arena. Si quieres generar conciencia no va a ser sólo a través de moralejas, el niño tiene que interesarse en la naturaleza y comprometerse con ella. Si no la conoce, no hay forma de inculcarle un interés sincero.”

Y regresando al tema de los niños, me comenta que también está investigando la posibilidad de que Ollin esté disponible en ludotecas.

“En México me ha sido difícil encontrarlas pero son muy populares en Europa y Asia. Son lugares donde los niños llegan y rentan un juguete. Si el niño decide que le gustó tanto un juguete como para comprarlo después, bien, pero mientras ya probó 10 o 15 juguetes. Me parece una buena idea.”

-          Llegamos al tema del concurso, ¿cómo te enteraste? Cuéntanos cómo fue el proceso de participación y las emociones tras haber sido ganador.

“Es un concurso famoso, así que lo tenía ubicado desde hace mucho y de hecho antes ya había intentado participar. Y me animé porque particularmente este año tenía el slogan de ‘por una vida diaria mejor’ y pensé que Ollin podría ser parte de ello. Es curioso pero es mucho más difícil participar en muchos concursos llevados a cabo aquí en México. Muchos cobran inscripción y además te piden un modelo físico. Y esto, en algunos casos, es una limitante, sobre todo si eres estudiante.

El proceso de registro fue sencillo y después de confirmaciones de ‘todo se recibió correctamente’ y ‘estamos trabajando en ello’, siguieron meses de incertidumbre. Hasta que un día me mandaron un email que me avisaba que estaba en los 50 finalistas, creo que esa fue la parte más emocionante. Días después me mandaron un correo que anunciaba que era el ganador de la categoría de estudiantes de la región de América Latina.”

El premio Braun ofrece 15 premios internacionales: una por región. Sin embargo, su definición de región parece un poco arbitraria. Gilberto me dio su opinión al respecto:

“Se me hace curioso ver que América Latina es una región mientras que, Ucrania por ejemplo, es otra. Por una parte me dio gusto porque tuve que competir con más gente para lograr esto, pero por otro lado siento que no nos están dando nuestro lugar. Pienso que países como Brasil y Colombia están siendo muy destacados en diseño y, recientemente, México también se está recuperando en está área.

Por cierto, en la categoría de ‘profesionales’ del Premio Braun región América Latina, también ganó un mexicano, Alberto Villarreal, ex alumno del CIDI, UNAM. Nos llevamos el carro completo.”

De fósiles de dinosaurios enterrados en gomas y bichos para perseguir en la oscuridad

Pero Ollin no es el único proyecto exitoso de Gilberto. Hace algunos años, diseñó, junto con Ariel Rojo, unas gomas que al borrar, asemejan la erosión geológica y dejan al descubierto el fósil de un dinosaurio. Pueden conseguirlas en Kikkerland. Me cuenta que su deseo era en realidad diseñar una goma para cada era geológica con su respectivo organismo representativo. Pero al final sólo se concretó aquella que contenía al dinosaurio.

También con Ariel Rojo, diseñó lo que él llama un “bicho correlón” con material e ideas semejantes a los animales de Ollin. La creatura tiene un foto-resistor y, cuando está cerca de la luz, el cuerpo del insecto vibra, provocando que se mueva erráticamente. La idea es que sea un juego en la oscuridad, en donde uno persigue al bicho, lo cual no es una tarea fácil ya que si lo hacemos con ayuda de una lámpara, su captura se complica. Gilberto está ahora rediseñándolo y le interesaría que pudiera ser parte de campañas de comunicación para, de vez en cuando, apagar la luz en casa y jugar en familia.

 

Le agradecemos mucho a Gilberto que se haya tomado el tiempo para platicar con nosotros y, sin duda, Más Ciencia por México se entusiasma por sus logros y lo felicita por su reciente premio.

Para aquellos que se preguntan si podremos conseguir pronto a Ollin, Gilberto nos adelantó que ya está en términos de producción. Estoy segura que no sólo los niños lo estarán esperando. Conozco  a más de un adulto que se divertiría mucho con estos bichos.

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Acerca del autor

Entrevista realizada por Alejandra Manjarrez, bióloga egresada de la UNAM actualmente trabajando en el Instituto de Biología Evolutiva y Estudios Ambientales de la Universidad de Zúrich, en Suiza. Al igual que a Gilberto, le apasiona el estudio de la historia de la vida, y a eso se dedica.

De juguetes mexicanos ganadores de competencias alemanas y de diseñadores apasionados por la evolución de la vida [Parte 1 de 2]

De niño soñaba con ser paleontólogo. Sin embargo, antes de terminar la prepa, Gilberto decidió que lo suyo era el diseño industrial. Su pasión por el pasado de los seres vivos, ahora combinada con su talento creativo y formación profesional, lo ha llevado a diseñar objetos que aluden a la historia de la vida en este planeta. Una de sus creaciones, un juguete denominado “Ollin” ha llegado hasta Alemania a uno de los concursos de diseño más reconocidos a nivel internacional: el Premio Braun. El diseño de Ollin, así como sus posibilidades lúdicas, le valieron este reconocimiento al mejor diseño de Latinoamérica en la categoría de estudiante.

Ollin consiste en un set de construcción que contiene partes rígidas y flexibles con las que se puede formar el cuerpo de una gran variedad de individuos. Algunas de las piezas se asemejan a las partes del cuerpo de animales que conocemos, pero el número de posibles combinaciones puede dar como resultado figuras no necesariamente vistas antes ‘en vivo y a todo color’. Gilberto quiso representar lo que, de alguna manera, se ha visto en la historia de la vida: las mismas piezas pueden dar origen a una gran diversidad de formas. Las partes básicas que necesitamos para construir, por ejemplo, las extremidades de un individuo para jugar en la tierra, son las mismas que, con pequeños cambios, pueden dar lugar a unas alas o a unas aletas en otros.

Curiosa por las ideas detrás de estas creaciones, decidí buscar a Gilberto para que nos platicara acerca de ellas y de las peripecias que ha pasado estos años para desarrollar lo que nosotros ya sólo vemos como el producto final.

- ¿Cómo te acercaste al mundo del diseño?

“Fue chistoso. En la prepa daban pláticas de orientación profesional y en esos exámenes siempre me aparecían las ingenierías como primera opción. Pero la verdad yo soy muy malo en física y matemáticas, así que desconfiaba un poco de esos resultados. Fue a través de una plática de diseño industrial cuando me empecé a acercar a esa área; se me hizo interesante. Pero como comento, eso fue en el último año de prepa, no fue para nada mi sueño de la niñez. Más bien mi sueño desde los tres o cuatro años era ser paleontólogo, pero investigando cómo era la forma de trabajo, decidí que no era lo mío.”

Me confiesa que no se veía trabajando en campo. Ahora más bien es un lector y conocedor de lo que otros paleontólogos hacen.

En cuanto a la carrera, Gilberto dice que ya está a poco tiempo de terminarla. “Sólo me falta entregar la tesis, que ya está hecha, es justamente este proyecto (refiriéndose a Ollin). Me faltan algunos asuntos burocráticos, pulir un poco el documento y ese tipo de cosas.”

Relata, entusiasmado, que recientemente abrió un despacho con otros dos colegas. Así, entre el arranque del despacho y proyectos en los que ya se empiezan a involucrar, ha estado muy ocupado. Pero se alegra de ya tener por fin una oficina. Trabajar en casa no es lo mismo, me dice. Yo apoyo su comentario y, pensando en mi propia experiencia, le confieso que cuando tengo que escribir, prefiero salirme de casa y buscar un café o una biblioteca. Pero pronto caigo en cuenta de que escribir no es lo mismo que ‘ser un diseñador’, supuse que estarse moviendo de lugar es imposible porque hay que tener acceso a materiales y otras herramientas. Gilberto me corrige y me explica que su trabajo poco a poco se aleja de las tareas manuales y de la diversidad de materiales:

“No sé si llamarlo desilusión, pero sí fue un cambio. En la carrera todo es mucho más didáctico, trabajas con muchos materiales. Y ya en la profesión, te la vives en la computadora y todo lo que a ti te gustaba hacer manualmente, ya sólo lo diriges.”

Hacemos entonces la transición para hablar de Ollin, ese juego que le valió el famoso premio Braun y lo que le llevó a aparecer en muchos periódicos mexicanos el diciembre pasado.

- ¿Lo hiciste solo? Confieso que me impresiona que haya sido tu proyecto de licenciatura.

“Ahora se está convirtiendo en un proyecto de nuestro despacho. Pero sí, lo hice solo, aunque me llevó mucho más tiempo de lo que usualmente uno invierte en una tesis. Deben durar un año, éste se extendió mucho. Así que en realidad llevo años con este ‘hijo’. Y los profesores me decían ‘ya acábala, ya acábala’ y yo seguía haciendo bichos. Porque también se volvió una vorágine de ocio y locura. Además, me di cuenta de que si era divertido armarlo en la computadora, que era lento y nada práctico, pues ya como juguete tiene potencial. Pero sí hubo una parte en la que quise hacer todos los bichos que me gustaron.”

- Veo que gran parte del trabajo fue a través de la computadora, ¿qué tan difícil es lograr que un trabajo virtual tenga viabilidad en la realidad?

“Así es, este trabajo fue un peloteo entre la computadora y la realidad. Pero sí llega un punto en el que ya tienes la experiencia de decir: esto es práctico hacerlo a mano, no voy a estar tres horas en la computadora simulando algo que puedo hacer en 15 minutos en papel. Y también tuve que utilizar diversos materiales para asegurarme que las uniones entre piezas interactuaban correctamente. Es una labor mixta: la mitad del tiempo estás en la computadora y la otra mitad estás haciendo pruebas. A veces se corren riesgos si no se hacen las pruebas adecuadas, me pasó a mí. De repente me confiaba en mi simulación en la computadora y en la realidad no funcionaba bien y tenía que cambiar una pieza. El problema es que una pieza implica cambiar otra y otra y se vuelve una cadena que toma tiempo resolver. Entonces todas las piezas las volví a hacer desde cero unas tres veces. Al principio eran como 75 piezas por juguete y después fue bajando como a 30 o 35. La idea era poder hacer más cosas con menos piezas, también eso fue lo que tomó tiempo.”

- ¿Y cómo se te ocurrió la idea? Por un lado que fuera un juguete y por otro lado que abordara el concepto de evolución.

“Fue una cosa que empezó hace varios años. Todo empezó con un juguete para armar. Esto fue en cuarto semestre de la carrera. Había que canalizar el mecanismo de un automóvil, replicarlo en una maqueta de una forma muy básica, abstraerlo y ver cuáles son los elementos indispensables de ese mecanismo. Y después de eso aplicarlo a un juguete. A mí me tocó el mecanismo de elevación de las ventanas. Es un engrane y una tijera y eso lo usé para hacer un pescado. Para generar volumen en la pieza pensé en utilizar piezas de acrílico termoformadas que hicieron como un cascarón. Y para ello, me inspiré en los placodermos, que son peces del Devónico que tenían un exoesqueleto, algo así como una armadura, que le generaban un volumen. Así que de ahí vino una de las ideas que después llegaría a Ollin: generar volumen con piezas planas. Daba un resultado interesante, mucho más orgánico que otros juegos de armar, como Lego o Mecano. Ese fue mi proyecto favorito de la carrera.”

Basado en eso, cuenta que se le ocurrieron diversas ideas, también inspiradas por su pasión por la paleontología, pero al final Ollin fue tomando forma.

“Lo de abordar ya específicamente el tema de evolución pasó sobre la marcha. El primer juguete era una salamandra, tal cual. Tenía cuestiones de evolución pero era pescado o salamandra, no más. Pero entonces sentí que me estaba quedando un poco corto con esto, porque estaba desarrollando muchas piezas y ya estaba siendo muy complicado. No se iba a justificar ni mi inversión de tiempo, ni de costos si se fuera a producir. Eran muchos moldes y materiales sólo para dos juguetes. Así que el asunto evolutivo fue surgiendo del mismo proceso de diseño y después pensé que podría ser un juguete educativo. De hecho, al principio desarrollé formas más apegadas a lo que fueron y son los animales en la realidad, pero eventualmente me di cuenta de que esto también era impráctico.”

Al final llegó a la conclusión de que lo más interesante era representar el tema, no tenía que imitar a los animales que vivieron en otras épocas, simplemente transmitir los cambios por los que pasan los organismos durante el largo proceso de adaptarse a los lugares que habitan, las mutaciones y transformaciones que ocurren durante ese juego de supervivencia, así como Ollin fue mutando hasta que se convirtió en esa idea que le permitió llegar a conquistar nichos lejanos.

“Además, así, les daba oportunidad a los niños de que investigaran más si el tema les interesaba. Eso es parte de lo que puede hacer más interesante a un juguete educativo. La mayoría suelen ser contemplativos, te dan una lección, pero aquí podemos dejarlos con muchas dudas, para que investiguen.

Ese fue el proceso de cómo fue creciendo la familia. Eventualmente tuve el problema contrario: ¿cómo parar y saber cuándo ya ha sido suficiente? Realmente nunca hubo un punto claro de decir ya acabé, pero sí me di cuenta en algún momento de que las ideas empezaban a ser repetitivas y entonces decidí cortar el proceso creativo y dedicarme ya a la documentación.”

Continuará …

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Acerca del autor

Entrevista realizada por Alejandra Manjarrez, bióloga egresada de la UNAM actualmente trabajando en el Instituto de Biología Evolutiva y Estudios Ambientales de la Universidad de Zúrich, en Suiza. Al igual que a Gilberto, le apasiona el estudio de la historia de la vida, y a eso se dedica.

Irrigación mortífera [Parte 2 de 2]

Escrito por Ana Gutiérrez-Preciado, Andrea Ciria y Valeria Souza