Desde mi telescopio: Saturno y sus anillos sí existen (parte 1)

En algún momento de las reuniones familiares decembrinas escuché que una tía mía nunca había visto y deseaba ver los anillos de Saturno. No en foto, sino en vivo, en un telescopio. De todas las veces que he visto los anillos de Saturno y las lunas de Júpiter, mi memoria saltó a la última noche del 2006. Estábamos el jardín de casa de mis padres. Además de mis progenitores y de mis hermanas, estaban mi tía abuela materna y mi abuela paterna. Ambas con más de ochenta y algo años. Estaba también el telescopio.

Se trataba de un telescopio newtoniano, un tipo de telescopio reflector. Un telescopio newtoniano puede ser un simple tubo de PVC de más o menos un metro de largo con un espejo cóncavo en la base (el espejo primario); y un espejo plano (el espejo secundario) suspendido cerca de la abertura del telescopio y con un orificio donde se coloca un ocular y donde se fija con asombro la mirada.

Diagrama básico de un telescopio newtoniano. Las líneas rojas representan la luz. Imagen modificada de Wikipedia.

El funcionamiento de los telescopios newtonianos es simple, elegante y genial: la luz (de la luna, de una estrella, de Saturno o de las casas al otro lado de la ciudad vistas desde la azotea) entra por la boca del telescopio y llega al espejo primario. Dado que el espejo primario es cóncavo, no sólo refleja la luz, sino que la concentra de una manera ordenada, tanto que forma una pequeña imagen de los objetos observados. Dicha imagen puede verse bien en el punto en el aire donde los rayos de luz convergen en el foco. La distancia entre el vértice del espejo y este punto es la distancia focal. Por ejemplo, mi telescopio tiene una distancia focal de 120 cm y forma una imagen de la luna llena de 1 cm de diámetro. Esta imagen se forma dentro del tubo, por lo que al asomarnos para verla estaríamos obstruyendo la entrada de la luz. Este problema lo soluciona el espejo secundario: se coloca en el camino de los rayos creados por el espejo cóncavo de modo la imagen se refleja 90º hacia un orificio donde la podemos observar. Las imágenes que el espejo cóncavo forma son muy pequeñas, así que para poder observarlas se usa una lupa muy potente: el ocular.

Los telescopios newtonianos son un tipo común entre los telescopios amateurs. Uno de mediano tamaño, digamos con un lente de unos 10 cm, es un juguete caro pero relativamente accesible. El encanto del mío es que es de manufactura casera. Lo hice cuando iba en secundaria, en un curso que recuerdo bajo el nombre de Construye tu propio telescopio pero que ahora descubro en realidad se llama Curso de Diseño, Construcción y Pruebas de Telescopios Astronómicos. Esta actividad no formaba parte del programa de mi escuela en forma alguna, era un curso organizado de forma independiente por el Taller de Óptica de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y se llevaba a cabo en las instalaciones de la universidad.

El curso es uno de los mejores ejemplos de divulgación de la ciencia que conozco y se lleva a cabo cada otoño-invierno desde hace 16 años. Yo he de haber construido mi monstruo en 1999. El curso consiste en sesiones teóricas y prácticas. Cuando yo lo tomé, las sesiones teóricas eran un par de horas en la tarde donde se nos platicaba desde la historia de la astronomía hasta los principios ópticos bajo los que operan los telescopios, pasando por supuesto por introducirnos a los astros que vemos en el cielo. Las prácticas eran de día (no recuerdo si falté a clases o si era en fin de semana) y consistían en armar el telescopio.

En aquella ocasión yo era la participante más joven en un grupo de una tal vez veintena de participantes. Los demás han de haber sido estudiantes de prepa y algunos adultos. Lo digo no por presumir, sino para constatar que el nivel era lo suficientemente básico para que yo pudiera entenderlo. Las cátedras las daban varias personas, pero a quien recuerdo bien es al Dr. Alberto Cordero Dávila. Él era de los principales organizadores y en cada término científico ponía un entusiasmo tal que era imposible no sucumbir ante lo fascinante que resulta la refracción de la luz. Ahora imaginen cuando hablaba del origen de la Luna.

Según me enteré cuando empecé a googlear para escribir esta entrada, el curso ahora se extendió al programa Del Aula al Universo: un telescopio para cada escuela, en el que participan la BUAP, el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y la marca Victorinox. La idea es que chavos de secundarias de Puebla y Tlaxcala tomen el curso y construyan un telescopio para su escuela. Según su página, ésta es la distribución de algunas de las 92 escuelas que ya tienen telescopio:

Escuelas que ya tienen acceso a telescopio gracias al programa "Del aula al Universo: un telescopio para cada escuela"

Creo que el proyecto ha sido todo un éxito. Una de esas cosas de las que enterarse da un gusto inmenso, de ese que sirve para agarrarse cuando todo en el mundo parece solo desgracia.

Jóvenes y maestros durante la construcción de un telescopio. Fotografía del archivo de Del aula al Universo, cortesía del Dr. Alberto Cordero Dávila.

En estos momentos está abierta la convocatoria de Del Aula al Universo. Así que pasen la voz y/o inscriban a su secundaria.

Observación astronómica en una secundaria. Fotografía del archivo de Del aula al Universo, cortesía del Dr. Alberto Cordero Dávila.

No es necesario ir al curso para poder ver las estrellas en estos telescopios. El proyecto organiza también una Noche de las Estrellas en la que cualquiera puede acercarse a observar. Los telescopios son llevados por varios ex-participantes del curso. Por ejemplo, el 5 de junio del 2012 miles de personas observaron el tránsito de Venus desde los 113 telescopios que se reunieron en la explanada del estadio Universitario de la BUAP.

La explanada de la BUAP durante el tránsito de Venus. Fotografía del facebook de Del Aula al Universo.

Estén pendientes del facebook de Del aula al Universo para la siguiente Noche de las estrellas y chequen también las actividades de la  Subsecretaría de Matemáticas y Astronomía de Tlaxcala. En el D.F., la Nibiru, sociedad astronómica de la Facultad de Ciencias de la UNAM, realiza actividades similares. Estoy segura que en otras partes del país habrá otras organizaciones que brinden una oportunidad semejante.

En la próxima entrada les contaré más detalles acerca de los telescopios y como mi abuela y yo pudimos comprobar que Saturno y sus anillos  sí existen.

[hozbreak]

Acerca del autor

Alicia Mastretta Yanes es Bióloga egresada de la UNAM y actualmente cursa su doctorado en la University of East Anglia, Inglaterra. Su proyecto de doctorado explora la relación entre las características físicas del paisaje y la distribución de la diversidad genética en plantas de alta montaña de México.

Twitter: @AliciaMstt